No obstante la anterior reflexión, sería un despropósito dejar de mencionar el aporte de aquellos Presidentes atigrados que, como representantes de la gran familia stronguista, dieron lo mejor de sí para el engradecimiento de una Institución que desde hoy se proyecta hacia su primer centenario de existencia.
La generación visionaria encabezada por José López Villamil, Presidente fundador que asumió la responsabilidad de abanderar uno de los grandes símbolos del paceñismo emergente de principios de siglo, tuvo en Gustavo Carlos Otero a un gran continuador que se preocupó por la consolidación institucional de The Strongest. Prueba de ello, la obtención de los terrenos de la calle Frías (hoy Avenida Illimani) y la construcción del estadio "Gustavo Carlos Otero", en la zona de Tembladerani.
Con el prestigio de haber sido Director del matutino "La Razón" (1926-1932), Prefecto del Departamento de La Paz (1932) y Ministro de Estado (1934), asumió la Presidencia de The Strongest en 1936, prolongando su mandato hasta 1948, año en el que el Club cumplía sus primeras cuatro décadas. Durante su prolongada presidencia, Gustavo Carlos Otero vio a The Strongest dar la vuelta olímpica en cuatro oportunidades (1938, 1943, 1945 y 1946).
José Luis de Aranguren, en cuya Presidencia se obtuvo el primer título profesional de The Strongest (1952), fue otro directivo notable. Si bien no le acompañaron grandes resultados a nivel deportivo, su labor al frente de la Institución lo sitúan en un lugar preferencial, no sólo como directivo atigrado, sino como un excelente representante de la Asociación de Fútbol de La Paz.
A Antonio Asbún Zugby le bastaron tres años (1962-1965) para dejar una de las mejores herencias para las futuras generaciones de stronguistas: el edificio de la calle Colón, adquirido con dinero propio y la contribución de los jugadores del equipo de entonces; la obtención del bicampeonato paceño (1963-1964), el campeonato nacional (1964) y la primera clasificación de The Strongest a la Copa Libertadores de América (1965); pero sobre todo una vocación de servicio a toda prueba. Todo ello, motivo suficiente para rendirle un homenaje de respeto y admiración cotidiano que sirva como fuente de inspiración para los nuevos y venideros dirigentes de la Institución.
De Rafael Mendoza Castellón, conocido por muchos con el apelativo de Don Rafo, ya se mencionó su principal obra en el capítulo anterior: el Complejo Deportivo The Strongest. Pero el valor material de la misma no sería nada sin el espíritu y la mística con que Rafael Mendoza y su gran equipo de directivos supieron levantarse luego de la tragedia de Viloco (1969). Ante semejante entereza y espíritu ganador, para quienes hoy ostentamos el orgullo de ser atigrados de corazón, cualquier desafío es posible.
El autor es Master en Historia, catedrático de la Carrera de Historia de la UMSA, Profesor del Colegio Alemán, miembro del Instituto de Estudios Andinos y Amazónicos (INDEAA) y Secretario General del Club The Strongest. Autor del libro Historia Contemporánea del Fútbol Boliviano (FBF, La Paz, 1993).