El último clásico del siglo: sábado 4 de diciembre de 1999
Ante una efervezente hinchada que no dejó de alentar nunca, el Tigre de Achumani hizo suyo el último clásico del siglo, ante más de 45.000 espectadores que presenciaron uno de los encuentros más vibrantes de la historia.
Un inspirado Marco Barrero se encargó de cerrar el arco sur del Hernando Siles ante una delantera celeste carente de ideas y sobre todo apurada por un resultado que le fue displicente en un principio, a pesar de la superioridad numerica con la que contó a lo largo del segundo tiempo.
Se dice que quien golpea primero golpea dos veces y en esta ocasión el Tigre hizo valer su condición, tanto de local (de verdad se sintió la presencia de su hinchada en el encuentro) como de dueño de las acciones. El Tigre supo concentrase mejor y plantear un orden táctico manejando muy bien los tiempos.
El archirrival comenzó mejor, parecía determinado a marcar. Primero, una jugada de Liendo que pateó como kindergarterino, con su pierna derecha, una pelota que habían perdido Barrero y Arana. Luego el árbitro detuvo una jugada de gran riesgo en las postrimerías del arco atigrado debido a una lesión sufrida por Rea después de un remate sobre su humanidad.
Hasta entonces el encuentro tenía un claro dominador; sin embargo, el Tigre no cedió terreno y, por el contrario, empezó a recuperarlo en base a las veloces escapadas de Ronald Gutiérrez, la serenidad de Sandro Coelho y las aperturas de José Peña.
Así, los aurinegros empezaron a ver los frutos. A los 14 minutos, Alvaro Peña desborda por la izquierda y encuentra tras su remate las afortunadas piernas de Gelóz, que también estuvo en una noche notable. Cinco minutos más tarde el remate de Pepe Peña vuelve a encontrar muy bien parado a Gelóz, hasta que a los 28 minutos del primer tiempo la tempestad se tornó incontenible.
La jugada empieza con Alvaro Peña, pase para Sandro Coelho, pared hacia la izquierda con Vidal González, una magnífica chilena hacia el centro, el retorno, la gambeta ante Gelóz, y cuando lo único que faltaba era empujar el balón al fondo, el guardameta celeste no tiene otra opción que levantar la pierna y cometer el penal. Clarísimo, sin reclamo. El Tigre estaba a 12 pasos de lograr su anhelada misión.
Después de un breve espectáculo de Gelóz ante Vidal González, la suerte estaba echada. La hinchada comenzaba a gritar el tormento bolivarista, suena el pitazo y el criminal del área se encarga de hacer lo que mejor sabe, enterrar la gorda en el fondo de los piolines. Un solo grito sacude los cimientos y corazones de la ciudad . . . GOOOOOOOL!!!
Bolívar herido quiso salir con todo, pero The Strongest para ese momento era un equipo completo en todos sus sectores y más allá de defender el resultado salió por más a fin de sepultar a la academia. Con ese objetivo, José Peña cae en el área grande después de una incursión por la izquierda, dando a entender al árbitro que trataba de disimular una infracción, por lo que este le saca la segunda tarjeta amarilla y la roja inmediatamente. El equipo estuvo en desventaja numérica, pero no anímica, para el resto del segundo tiempo. Antes de ello, una espectacular tapada de Marco Barrero empezaba a mostrarles a los celestes que atravesar nuestra línea final iba a ser algo más que imposible.
En el segundo tiempo, el destino estaba escrito. Después de un excelente primer tiempo lo que veríamos sería un archirrival sobre el arco atigrado y un Tigre saliendo en contragolpe. A los tres minutos, la academia tuvo su primer pre-infarto cuando Vidal González, tras veloz escapada, mandó su remate a las piernas del arquero luego de estar cara a cara.
El archirrival, un poco flojo al principio, intentó salir al frente y atacó durante todo el complemento. Sin embargo, Mario Alberto Kempes se la jugó por su defensa y supieron cumplir a cabalidad. Aunque la fortuna estuvo de nuestro lado y Ronald Arana (jugó un gran partido) quiso meter autogolazo, toda la retaguardia fue una muralla infranqueable y supo mantenerse firme hasta el último segundo.
Con un estadio que parecía derrumbarse por el salto en sus tribunas y por una voz de aliento que gritaba el "tigre", "tigre" a todo pulmón, en el minuto 93 Marcelo Ortubé declaró la finalización del encuentro y The Strongest volvía a jugar la Libertadores de América después de 6 años.
La fiesta se prolongó por varias horas y aunque tuvimos Ley Seca, en el corazón de los gualdinegros la fiesta sigue viva. El plantel se contagió con la locura de los hinchas y al concluir el compromiso se aproximó a la hinchada para festejar con ellos, los miles de stronguistas que estuvieron al borde del colapso durante tantos compromisos y que después de muchos años volvieron a ver al verdadero The Strongest.
Con diez hombres durante cuarenta y cinco minutos, el Tigre mostró toda su garra y aguantó el resultado que le permitió estar a un partido de adjudicarse el Clausura. Pese al esfuerzo de los celestes, la suerte estaba echada, el Tigre redondeó sus números, aquellos que hacen historia, y se adueñó del último clásico del siglo.
La figura: Marco Antonio Barrero
Marco estuvo en una tarde inspirada y se constituyó en el artífice del triunfo atigrado. Estuvo acertado en casi todas las intervenciones y atajó todos los balones que llegaron a su pórtico.
"Sabíamos que nos jugábamos todo el trabajo del año. Esto es el fruto del trabajo de todo el equipo al que creían terminado, pero ahora está en la Copa. Se lo dedicamos a toda nuestra hinchada que nos apoyó."
El entrenador: Mario Alberto Kempes
"Este triunfo tiene una significación especial, conseguimos tres puntos de oro que nos coloca en la Copa Libertadores, asimismo estamos a un pasito de lograr el título que es nuestro objetivo.
Este es un equipo que trabajó intensamente a lo largo del campeonato, supo emerger del fondo de la tabla gracias al empeño de cada jugador.
Sinceramente antes de asumir la dirección de este plantel no esperaba que me encontraría con un equipo fenomenal que a pesar de tropezar con problemas sobre todo económicos supieron levantar la cabeza en el momento oportuno, por lo que considero que esta campaña no es mía, es de todos."
El Presidente: Jorge Sfeir Byron
"Fue un partido espectacular, muy sufrido para ambos planteles, tuvimos la suerte de aventajarnos en el primer tiempo gracias a ese penal de Vidal, pero Bolívar nunca bajó los brazos, es un gran equipo que pudo empatarnos.
En resumen, fue el clásico más vibrante del año."